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La utilidad del voto: ¿decisiones estratégicas en un escenario volátil?

¿Hasta qué punto están dispuestos los votantes a sacrificar su primera preferencia presidencial con tal de evitar el triunfo de quien más rechazan?

Ésa es la pregunta que quisimos explorar en esta versión del GPS Ciudadano. Durante las últimas semanas, las encuestas han mostrado movimientos relevantes en la intención de voto y un segmento de electores que aún no define su opción. En este escenario, parte de la conversación pública ha girado en torno a la idea del voto útil: la posibilidad de que, ante el riesgo de un resultado indeseado, parte del electorado vote estratégicamente en primera vuelta, privilegiando la eficacia sobre la afinidad electoral.

Indagamos en este fenómeno mediante una serie de preguntas aplicadas a una muestra representativa de votantes. El objetivo fue comprender cuánto de cálculo estratégico existe en la decisión de voto y hasta qué punto la percepción de viabilidad de una candidatura influye en la conducta electoral. Para ello, se combinaron preguntas clásicas de intención de voto con otras orientadas a medir afinidad personal y expectativas sobre qué candidaturas podrían pasar a segunda vuelta.

Percepciones ciudadanas: los pares más probables

Una de las preguntas más reveladoras del estudio fue: ¿Cuáles son las dos candidaturas con más posibilidades de pasar a segunda vuelta? Las respuestas fueron utilizadas para construir la figura 1 que contiene el grafo de co-ocurrencias que muestra las combinaciones de nombres mencionadas con mayor frecuencia por los encuestados.

Figura 1 – Grafo de la segunda vuelta – Lo que proyectan los encuestados


Nota: El grafo incluye solo las conexiones que acumulan al menos un 1% de los pares mencionados.

La visualización revela una estructura concentrada en pocos núcleos. Las conexiones más densas se observan entre Jeanette Jara y José Antonio Kast, lo que sugiere que buena parte de la ciudadanía percibe una competencia polarizada entre ambos polos ideológicos. En torno a ellos emergen nombres como Evelyn Matthei, Johannes Kaiser y Franco Parisi, quienes son vistos como alternativas, aunque con una significativa menor probabilidad relativa de avanzar a la segunda vuelta, al menos en la percepción de los encuestados.

Estas percepciones no sólo reflejan un diagnóstico colectivo sobre el escenario electoral, sino que también configuran los incentivos que orientan el voto útil. Cuando las personas internalizan que ciertas candidaturas son “viables” y otras no, la disposición a ajustar su preferencia podría ser relevante y convertirse en una estrategia racional frente al riesgo.

 

Resultados y tipología del voto útil

A partir de la batería de preguntas – sobre intención de voto, afinidad personal, pronóstico y escenarios hipotéticos de exclusión – se construyó un indicador de voto útil que permite distinguir cuatro tipos de votantes según su comportamiento frente a la viabilidad percibida de su candidatura preferida. La figura 2 resume la información

Figura 2 – Perfiles de votantes según disposición al voto útil

Son 4 perfiles de votantes:

  • Voto duro y viable (20,7%): quienes apoyan un candidato que consideran con opciones reales de pasar a segunda vuelta y mantienen su preferencia incluso si el escenario se vuelve adverso.
  • Voto duro y no viable (12,2%): quienes respaldan a un candidato que creen que no pasará a segunda vuelta, pero lo hacen por convicción, sin modificar su decisión.
  • Voto blando y viable (48,9%): quienes confían en que su candidato pasará a segunda vuelta, aunque admiten que podrían cambiar su voto si tuvieran certeza de que no lo hará.
  • Voto potencialmente útil (18,2%): quienes prefieren un candidato que creen que no pasará a segunda vuelta y que, ante la confirmación de esa exclusión, podrían optar por otra candidatura.

En conjunto, estos grupos permiten observar una sociedad electoralmente más sofisticada de lo que suele asumirse. Cerca de uno de cada cinco votantes muestra disposición explícita a actuar de forma estratégica, ajustando su decisión a las condiciones percibidas de competencia. No se trata de un comportamiento errático ni volátil, sino de una racionalidad orientada por la evaluación de riesgos y escenarios.

De hecho, al preguntar por la candidatura que menos gustaría que ganara la elección, un 11,9% declara que su voto en primera vuelta está motivado por evitar el triunfo de esa figura rechazada. Este grupo representa el 65,3% del conjunto de votantes potencialmente útiles, lo que sugiere que el voto útil se sostiene más en el rechazo que en la adhesión. Es, en última instancia, un voto que busca contener riesgos que se atribuyen al éxito de candidaturas que rechazan antes que promover una candidatura y su programa de gobierno.

Este hallazgo introduce una distinción relevante: mientras el voto “duro” responde a lealtades ideológicas o identitarias, el voto útil expresa una forma de racionalidad política que se activa cuando la incertidumbre y la percepción de amenaza se combinan.

En suma, los datos sugieren que el fenómeno del voto útil existe y abarca aproximadamente a 1 de cada 10 votantes que ha manifestado intención por votar por alguno de los ocho candidatos. Ello refleja la capacidad de los votantes de comprender que las elecciones no son solo una expresión de afinidades, sino también una instancia de elección estratégica dentro de un juego colectivo.

Por eso, en un escenario volátil (donde la información circula rápidamente y las percepciones cambian semana a semana) el voto útil puede actuar como un factor estabilizador. No porque elimine la incertidumbre, sino porque orienta las decisiones hacia equilibrios más previsibles. Lejos de ser mero oportunismo, representa una forma de racionalidad adaptativa frente a la dinámica de la competencia democrática.

No obstante, el voto útil observado se distribuye entre todas las candidaturas, lo que implica que el efecto real para modificar resultados existe sólo en situaciones en que dos o más candidaturas se encuentren en un empate técnico. Por lo tanto, si masivamente la población coincide en las candidaturas que creen que pasarán a segunda vuelta, los incentivos para el voto útil y, por ende, su impacto se diluye.

 

FICHA TÉCNICA

Diseño de investigación: Estudio cuantitativo no probabilístico. Encuesta online vía correo electrónico

Universo: Personas de 18 años y más que poseen un correo electrónico.

Marco muestral: Base de datos de aproximadamente 1.000.000 de correos electrónicos de personas que habitan en el territorio chileno.

Muestra: 2.243 entrevistas web.

Ponderación: Ajuste post-encuesta considerando Región, Sexo, Edad, Nivel educacional, GSE, Tipo de vivienda y Cantidad de miembros del hogar (Hogares unipersonales). Los parámetros poblacionales de Región, Sexo y Edad fueron obtenidos las proyecciones de población para el 2025 realizadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Los parámetros de nivel educacional, GSE y Tipo de vivienda provienen de la base de datos de encuesta CASEN 2022, utilizando el factor de expansión regional. El parámetro de hogares unipersonales utilizado proviene del CENSO 2024.

Tasas de contacto: 32.8% (corresponde a la proporción de correos abiertos respecto de los enviados)

Tasa de respuesta: 18.6% (corresponde a la proporción de encuestas respondidas sobre el total de correos abiertos)

Método de muestreo: Muestreo aleatorio simple sobre marco muestral disponible.

Periodo de terreno: 18 al 20 de octubre de 2025.

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