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La línea de partida: conocimiento y rechazo en la elección presidencial

La evidencia acumulada sugiere que – en general – las personas no están poniendo mucha atención a los temas políticos. Y por eso, sus decisiones sobre por quién votar la estarían tomando cerca de la fecha de votación. Por eso quisimos hacer un ejercicio que sirviera como línea base para indagar algunos datos básicos para las semanas que vienen: ¿Con qué nivel de conocimiento y rechazo inician los candidatos presidenciales sus campañas?

Fue así como una semana después de la inscripción de las candidaturas el pasado 18 de agosto, levantamos una encuesta para medir cuán informada estaba la ciudadanía sobre quiénes fueron efectivamente las personas que inscribieron sus nombres como candidatos presidenciales. Para ello seleccionamos un total de 16 personas que fueron precandidatos o se mencionaron como posibles candidatos presidenciales incluyendo, por cierto, a los ocho que finalmente se inscribieron. Y luego les preguntamos respecto de los últimos por cuál de ellos no votarían bajo ninguna circunstancia.

El ejercicio es más que una simple trivia electoral: ofrece la línea de partida desde la cual cada candidato debería desplegar su estrategia de campaña porque estos datos muestran tanto las oportunidades de crecimiento como las restricciones a expandir su base de apoyo que impone el rechazo inicial que enfrenten.

Aquí sintetizamos los resultados obtenidos.

  1. El punto de partida: nivel de conocimiento de los candidatos

La pregunta sobre conocimiento de candidatos era de opción múltiple, por lo tanto, podían seleccionar desde ninguno hasta los dieciséis. Lo primero que llama la atención es que sólo la mitad (53,1%) de los encuestados seleccionaron ocho personas y, aproximadamente, uno de cada cinco identificó cinco o menos candidatos. (18.6%). Es decir, la campaña parte con un amplio espacio aún de desconocimiento sobre cuál es la oferta.

Figura 1

Ahora bien, en el dato anterior se incluye la cantidad de menciones, pero ello considera tanto las menciones correctas como las incorrectas. En la figura 2 se especifican los niveles de identificación correcta de los ocho candidatos en disputa. Los más reconocidos son José Antonio Kast y Jeannette Jara (85% cada uno), seguidos de cerca por Evelyn Matthei (80,7%). Más atrás se ubican Franco Parisi (75,6%), Johannes Kaiser (73,6%) y Marco Enríquez-Ominami (69,5%). Los niveles más bajos corresponden a Harold Mayne-Nicholls (56,2%) y Eduardo Artés (49,7%).

Figura 2

Como puede verse, en esta primera fotografía, algunos candidatos parten con la visibilidad prácticamente consolidada, mientras otros deben trabajar para instalarse en la conversación pública. El nivel de desconocimiento, además, marca un límite relativo: quienes ya son muy conocidos no tienen demasiado margen para crecer en reconocimiento, mientras que aquellos que aún son poco visibles pueden, en teoría, ampliar sus apoyos si logran comunicarse eficazmente.

2. El freno inicial: rechazo absoluto

La otra cara de la moneda es el rechazo. Le presentamos a los encuestados el listado de los ocho postulantes con la pregunta “¿Y por cuál de ellos no votaría bajo ninguna circunstancia?”

En la figura 3 se observa la dispersión entre los candidatos. Jeannette Jara (42,6%) y José Antonio Kast (36,9%) concentran los niveles más altos de rechazo absoluto. Johannes Kaiser también supera el 25% (26,7%). En contraste, Mayne-Nicholls (9,2%) y Matthei (13,8%) exhiben un bajo nivel de rechazo, mientras que Parisi (16,5%), Artés (16,2%) y Enríquez-Ominami (14,7%) se ubican en posiciones intermedias.

Figura 3

La formulación de la pregunta es clave: esta respuesta constituye un verdadero techo electoral. Es improbable que quienes declaran un rechazo absoluto modifiquen su opinión, lo que convierte a esta medida en techo de difícil superación.

3. El mapa combinado: conocimiento y rechazo

Al cruzar ambas dimensiones se obtiene la figura 4, que permite visualizar simultáneamente conocimiento y rechazo.

Figura 4

Los casos más claros son:

  • Matthei, que combina alto conocimiento con bajo rechazo, lo que le otorga un espacio favorable para crecer.
  • Kast y Jara, que parten con gran visibilidad pero también con altos niveles de rechazo, lo que limita sus posibilidades de expansión.
  • Parisi, Kaiser y Enríquez-Ominami, en posiciones intermedias: con visibilidad significativa, pero niveles de rechazo que podrían condicionar su techo.
  • Mayne-Nicholls y Artés, ambos con bajo conocimiento y bajo rechazo, pero con trayectorias distintas: Artés ya fue candidato presidencial y su posición ideológica, a la izquierda de Jara, es conocida. Su nicho electoral es reducido, lo que anticipa un techo estructuralmente bajo. En cambio, Mayne-Nicholls, representa una incertidumbre. Es el contendor más novedoso pero desconocido en política, ocupa posiciones ideológicas más centrales y, en teoría, su techo es más alto. Pero falta saber si contará con la estrategia comunicacional y la fortaleza política para instalarse y capitalizar ese espacio.

4. Quiénes no conocen a los candidatos: diferencias por segmentos

Por último, quisimos hacer mirar con más detalle a esos segmentos que no identificaron correctamente a cada candidato. Son poblaciones de magnitudes distintas por lo mostrado en la figura 2. Por ende, en los siguientes datos se debe tener en cuenta que el desconocimiento no se distribuye homogéneamente entre los candidatos. Las tablas siguientes muestran patrones por edad, género y nivel socioeconómico similares, pero con algunas diferencias relevantes.

En términos etarios (Tabla 1), transversalmente el desconocimiento es mayor entre los jóvenes de 18 a 24 años. Pero en el caso de Evelyn Matthei y Jeannette Jara sobre un 60% del desconocimiento se centra en los más jóvenes exclusivamente. Otros grupos tienen más dispersión, siendo los que deberán hacer mayores esfuerzos comunicativos a distintos segmentos de edad Eduardo Artés y Harold Mayne- Nicholls.

Tabla 1 – Distribución porcentual de los que no conocen al/la candidata/a según edad.

Al cruzar el nivel de desconocimiento de cada candidato por el género del respondiente (Tabla 2), se observa que las mujeres muestran mayor proporción de desconocimiento de los candidatos, pero llaman la atención que sólo en el caso de las tres candidaturas que han estado en los primeros lugares en las encuestas electorales (Kast, Jara y Matthei), las proporciones de desconocimiento se acercan a una distribución aleatoria (1 a 1) entre hombres y mujeres. En todos los otros casos, el nivel de desconocimiento entre mujeres es sustantivamente superior.

Finalmente, en cuanto al nivel socioeconómico (Tabla 3), como es de esperar el desconocimiento tiende a concentrarse en los sectores bajos (D+E) que son los que – según la evidencia acumulada – menos se informan de política. Evelyn Matthei es un ejemplo ilustrativo: 57,3% en el grupo bajo, frente a apenas 3,3% en el alto.

Estos patrones refuerzan la idea de que cada candidatura enfrenta limitaciones y oportunidades específicas según el segmento social en el que busque crecer, pero los patrones agregados son similares entre todos ellos. A estas alturas de la campaña, tanto los que recién empiezan como los que llevan años preparando su candidatura, siguen enfrentando barreras de desconocimiento en los mismos segmentos poblacionales, lo que sugiere una reflexión profunda sobre el cómo o por cuáles canales deberían los candidatos hacer llegar sus respectivos mensajes a la población.

5. Una línea base para la campaña

La encuesta ofrece una fotografía precisa de la línea de partida de los ocho candidatos presidenciales. Conocimiento y rechazo funcionan como piso y techo, respectivamente, condicionando la capacidad de cada campaña para expandir su apoyo.

El panorama general se ordena en cuatro bloques:

  • Consolidación con riesgo de techo: Kast y Jara, ampliamente conocidos pero con rechazo elevado.
  • Alta visibilidad con margen favorable: Matthei, que combina reconocimiento y bajo
  • Visibilidad media y rechazo intermedio: Parisi, Kaiser y Enríquez-Ominami, con trayectorias que podrían estabilizarse en niveles acotados.
  • Bajo conocimiento con oportunidades desiguales: Artés, con un techo limitado por su posición ideológica, y Mayne-Nicholls, con un techo potencialmente más alto pero sujeto a la incógnita de su desempeño comunicacional y político.

Esta es la línea base desde la cual los candidatos inician sus estrategias de campaña. Unos deben concentrarse en reducir su nivel de rechazo, otros en aumentar su visibilidad. Para algunos, la tarea será defender lo ya ganado; para otros, instalarse en el debate público. El camino hacia la elección se jugará sobre esta línea de partida, donde no todos corren desde el mismo punto ni con las mismas restricciones.

FICHA TÉCNICA

Diseño de investigación: Estudio cuantitativo no probabilístico. Encuesta online vía correo electrónico

Universo: Personas de 18 años y más que poseen un correo electrónico.

Marco muestral: Base de datos de aproximadamente 1.000.000 de correos electrónicos de personas que habitan en el territorio chileno.

Muestra: 1.845 entrevistas web.

Ponderación: Ajuste post-encuesta considerando Región, Sexo, Edad, Nivel educacional, GSE, Tipo de vivienda y Cantidad de miembros del hogar (Hogares unipersonales). Los parámetros poblacionales de Región, Sexo y Edad fueron obtenidos las proyecciones de población para el 2025 realizadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Los parámetros de nivel educacional, GSE y Tipo de vivienda provienen de la base de datos de encuesta CASEN 2022, utilizando el factor de expansión regional. El parámetro de hogares unipersonales utilizado proviene del CENSO 2024.

Tasa de contacto: 35,2% (corresponde a la proporción de correos abiertos respecto de los enviados)

Tasa de respuesta: 16,9% (corresponde a la proporción de encuestas respondidas sobre el total de correos abiertos)

Método de muestreo: Muestreo aleatorio simple sobre marco muestral disponible. Periodo de terreno: 23 al 27 de agosto.

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