Si usted posee una cuenta en una red social, con toda probabilidad le ha tocado leer o ver mensajes llenos de animadversión, rechazo o definitivamente odio hacia un cierto grupo objetivo por el mero hecho de existir. El protagonismo que han alcanzado estos discursos de odio es preocupante, entre otras cosas, porque amplifica la visibilidad y resonancia de prejuicios ya existentes y contribuye a deteriorar la convivencia social.
Ahora que se acerca un período electoral en Chile las dinámicas de discursos de odio se van a intensificar de la mano de la mayor polarización y debate que conllevan las contiendas políticas. Sobre todo ahora que entrarán en la agenda del debate público algunos temas altamente polarizantes como el aborto luego que el presidente anunciara proyectos de ley sobre la materia en su última cuenta presidencial del 1 de junio.
Si bien no hay dudas que esos discursos existen, en parte también hay una mayor sensibilidad en la población frente a posturas y visiones que no comparten. Sensibilidad que puede llevar a acusar a otros de andar difundiendo odio cuando simplemente se ha expresado una opinión divergente ¿cuánto de la proliferación de discursos de odio es realmente odio y cuánto es nuestra dificultad para discrepar con otros?
En esta edición del GPS quisimos indagar en esta materia con un simple experimento. Hicimos una encuesta en que le pedimos a las personas que calificaran un mensaje que simulaba ser un posteo en una red social indicando si eso que estaban mirando era o no un discurso de odio. La intención del mensaje se ubicaba a propósito en un área gris donde podría o no ser calificado como un mensaje ofensivo. El texto base decía así: “[____] son los que crean un ambiente de confrontación y falta de respeto. Deberían recibir una lección”. Todas las personas encuestadas veían el mismo mensaje, pero aleatoriamente se les asignaba un grupo de personas diferentes en el espacio en blanco. A la mitad de la encuesta le tocó “los grupos religiosos” y a la otra mitad “los activistas de minorías sexuales”.
Los encuestados, quienes se autoclasificaron en una escala ideológica de 1 (izquierda) a 11 (derecha), debían luego indicar su nivel de acuerdo o desacuerdo con un conjunto de frases respecto del mensaje que acaban de mirar. Los resultados, representados en el gráfico 1, revelan tendencias claras: los individuos más a la derecha tienden a minimizar la probabilidad de que la frase sea considerada discurso de odio cuando se dirige a minorías sexuales, mientras que los más a la izquierda la consideran más probablemente como tal. El dato sugiere que la percepción de una expresión como un discurso de odio no sólo depende del contenido del mensaje, sino también de la propia cosmovisión del oyente. Lo cual, se exacerba en tiempos electorales.
Gráfico 1 – Nivel de acuerdo/desacuerdo promedio con la frase: “Esta publicación debería ser calificada como discurso de odio” según autoclasificación ideológica
Adicionalmente, quisimos indagar si los encuestados juzgan o no la intención detrás del mensaje que les toco ver. Para eso, les pedimos indicar su nivel de acuerdo con la siguiente frase: “Este usuario no desea en realidad causar un daño, es sólo una opinión”. El resultado se resume en el gráfico 2, las personas encuestadas que se autoclasifican más hacia la derecha perciben menos severidad del discurso cuando se aplica a minorías sexuales, sugiriendo que a la base ven menor intencionalidad dañina. En contraste, los que se autoclasifican hacia la izquierda muestran mayor percepción de daño. Y lo contrario sucede cuando el grupo a evaluar era religioso.
Gráfico 2 – Nivel de acuerdo/desacuerdo promedio con la frase “Este usuario no desea en realidad causar un daño, es sólo una opinión” según autoclasificación ideológica
Por último, aparte de considerar que haya o no un discurso de odio o intencionalidad en la expresión evaluada, nos interesó saber si ven al menos una falta o desconsideración sobre otras personas. El gráfico 3 muestra el resultado. Los datos indican que las personas muestran una mayor tendencia a considerar a los autores del posteo como responsables por las ofensas provocadas cuando se trata de minorías sexuales mientras más hacia la izquierda se autoclasifican ellos mismos. Pero en el caso de grupos religiosos, esa evaluación es más neutra en todo el espectro político, excepto los que se autoclasifican más a la derecha, donde también tienden a estar en desacuerdo que el autor del posteo no tenga ninguna responsabilidad por ofender a otros.
Gráfico 3 – Nivel de acuerdo/desacuerdo promedio con la frase “El autor de este comentario no comete ninguna falta si hay personas que se sientan ofendidas” según autoclasificación ideológica.
Estamos ad-portas de empezar dos años electorales intensos. Los datos nos recuerdan la importancia de comprender cómo varían las percepciones frente a lo que leemos en redes sociales. Parte del discurso del odio, al parecer, está en nuestras propias reacciones frente a la discrepancia. Dado que los receptores de un mensaje no somos simplemente objetos de la comunicación, sino que somos actores interpretativos de ella, quizás, antes de reaccionar y denunciar el hablar de otros como un discurso de odio, cada uno de nosotros debería respirar hondo e inquirir más, buscando siempre la mejor interpretación posible de lo que la otra persona en realidad quiso decir.
Ficha Técnica
Diseño de investigación: Estudio cuantitativo, Encuesta online vía correo electrónico
Universo: Personas mayores de 18 años usuarios de correo electrónico, que pertenecen al panel GPS CIUDADANO
Marco muestral: Base de datos de correos electrónicos de personas que habitan en el territorio chileno.
Muestra: 1.040 entrevistas web.
Ponderación: Ajuste post-encuesta considerando Región, Sexo, Edad y Nivel educacional. Los parámetros poblacionales de Región, Sexo y Edad fueron obtenidos las proyecciones de población para el 2023 realizadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Los parámetros de nivel educacional provienen de la base de datos de encuesta CASEN 2022, utilizando el factor de expansión regional.
Tasas de contacto: 17,9% (corresponde a la proporción de correos abiertos respecto de los enviados)
Tasa de respuesta: 3,3% (corresponde a la proporción de encuestas respondidas sobre el total de correos abiertos)
Método de muestreo: Muestreo aleatorio simple sobre marco muestral disponible.
Periodo de terreno: 03 al 12 de abril de 2024.